Cuatro. El invierno de lo individual

Individuos

La madriguera estaba por primera vez en progreso. Ya no faltaba la comida y sólo se moría de viejo. Los ratones se habían puesto todos de acuerdo. Cada uno se repartiría las funciones de forma que los gatos nunca les pillaran desprevenidos. Si unos salían a buscar trozos de queso de entre las sobras de la cocina o una patrulla se internaba en la despensa, otros vigilaban la puerta por si venían los gatos y dar la alarma y otros estaban al acecho esperando el aviso de los vigilantes para que, mediante una serie de hilos y trampas, los gatos acabaran llevándose por delante cacerolas, platos, cuchillos, tenedores,… que además de sembrar el caos y la confusión, hacía que los ratones pudieran huir todos a una, produciendo lesiones en los felinos.

Isidoro era un ratón dicharachero y charlatán. Un día, mientras hacía una de las guardias, vio un trozo pequeño del mejor queso manchego del mundo a un escaso metro de su posición. Dudó. No sabía si acercarse. Era peligroso y podría ser una trampa. Pero la gula pudo sobre la razón y acabó acercándose tan deprisa que volvió con el queso entre los dientes sin que nadie se diera cuenta. Dos días más tarde volvió a ver, en el mismo lugar, otro trozo del mismo queso. Y tres días después de la segunda ocasión, y dos días más tarde de la tercera, y así cada dos o tres días durante un mes. Cada día que conseguía su pequeño triunfo observaba menos alrededor y bajaba más la guardia. Al mes descubrió que, un metro más allá del primer trozo de queso, había otro. Y después otro, y otro,… Y poco a poco fue recorriendo el camino del queso que llevaba al milagro: la cava de los quesos. Nunca había visto ni un solo gato en los alrededores y sólo había un pequeño problema, que el camino recorrido hacia el almacén frio y fresco de los quesos, era tan estrecho que varios ratones sólo podrían ir en fila india y que debían esperar a que todos estuvieran en la despensa para poder volver. Isidoro le contó lo que había descubierto a su novia Susana y a todos sus amigos más cercanos, quiénes empezaron a bajar la guardia y emprendieron poco a poco el nuevo camino a la despensa de los quesos. Éstos, se lo contaron a otros y cada vez eran más los que incumplían sus deberes como guardianes porque se acercaban a la despensa de los quesos. De allí no podían sacar alimentos para los demás porque, el camino era tan estrecho que en algunos lugares ellos mismos tenían problemas para pasar. Pero a cambio, ellos comían lo que querían y no había peligro de que los gatos les pillaran. Pero claro, si no había guardia, los gatos podían atrapar a los comandos de la cocina y la despensa. De nuevo había bajas entre las filas de los ratones. El Consejo ratonil decidió que dado que el camino descubierto por Gaspar era más seguro, ellos serían los primeros en ir todos los días a la cueva de los quesos y que los demás hicieran lo que pudieran. Algunos ratones no estaban de acuerdo. El sistema de la vigilancia y la colaboración era mucho mejor ya que daba de comer a todos y no producía bajas. Pero la mayoría, viendo que podrían tener todo el queso que quisieran sin peligro, decidieron que era mejor ir cada uno por su cuenta a buscar queso entero y rico, que buscar unas simples migajas que además había que compartir con el resto. Así que, ahora, acercarse a la cocina se había vuelto peligroso y cada vez contaba con menos partidarios. Las colas para acceder a la despensa de los quesos, eran interminables y había problemas en la entrada al pasadizo porque todos querían ser los primeros. Los más fuertes se impusieron y los demás fueron guardando el turno. Pronto, los más débiles nunca pasaban a la despensa porque el camino siempre estaba ocupado. Los gatos, que habían ideado el sistema del pasadizo para dividir a los ratones, pasaron de estar todo el día de fiesta porque cazar era muy fácil a tener que sudar la gota gorda para encontrar víctimas, porque sólo los más listos y hábiles iban a la cocina y eran muy escurridizos. Los ratones más fuertes, empezaron a engordar y a no caber por el pasadizo. Poco podían hacer porque si salían a buscar comida a la cocina, eran presa fácil de los gatos. El consejo ratonil decretó que ellos no irían más a por la comida y que los demás ratones deberían llevársela, porque para eso tomaban las decisiones. Como no podían traerla por el pasadizo, decretaron que comandos suicidas irían a por la comida al viejo estilo. La población de ratones empezó a disminuir considerablemente y los gatos fueron abandonando el edificio en busca de otro lugar con mayor abundancia de comida. De pronto, un día, ya no había quién les trajera la comida a los ancianos del consejo porque sólo quedaban ellos. Ya no había gatos, pero tampoco ratones. Ellos eran demasiado ancianos como para perpetuar la especie. El bien individual, había acabado con el colectivo ratonil. Los gatos, seguían existiendo fuera. Vivían en otros paraísos en los que podían obtener comida sin problemas. Y si ya no había ratones, comían peces. Y cuando éstos se acabaran, comerían carne y cuando ya no hubiera carne, sobras, y cuando ya no hubiera sobras, ¿que más da si para entonces ya no vivirían ninguno de ellos?

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En esta guerra económica en la que nos han metido los de siempre, la principal estrategia de combate es el individualismo. “No hay nada más democrático que lo individual, que cada uno pueda hacer lo que quiera”, reza el principal credo capitalista. Y eso, a base de repetirlo cientos y cientos de veces, en esa trinchera que son los medios de incomunicación, adoctrinamiento y ensalzamiento del pensamiento único, se nos ha quedado marcado a fuego en nuestro ideario. Lo que antes era el bien común, el bien de la comunidad, ahora es el beneficio propio. En nuestros pueblos más antiguos queda el vestigio del trabajo a “concejo” y de los ayuntamientos de concejo abierto, dónde todos los vecinos son concejales y por tanto tienen voto y voz pero siempre se hace lo que dictamina la mayoría y además dado el escaso volumen de recursos de ese ayuntamiento, trabajando gratis para la comunidad. Por ese sistema, se llevó el agua potable y los saneamientos en mi pueblo a las casas, a finales de los años 70. Por ese sistema, se tiró completamente el ayuntamiento y se hizo nuevo y por ese sistema, pagaban al pastor de las cabras durante los cincuenta y sesenta. Luego, llegó la Televisión, las envidias, la generalización de lo que no era sino excepción, se empezó pagando por el trabajo común y se acabó sin poder hacer ninguna obra importante si no hay suficiente presupuesto.

Estos días que ando bastante pocho, he acabado viendo la televisión más de lo que la inteligencia aconseja. Y no se si es que a todo le saco punta o es que realmente indigna ver los noticiarios. Comentaban el otro día una manifestación en Málaga contra los huelguistas de basura. En ella se les llegó a llamar terroristas (ahora, todo lo que no concuerda con el pensamiento único, se llama así) Daba igual si el personal que recoge la basura no cobraba lo prometido, daba igual si no se podían coger vacaciones o librar fines de semana o si se contrataba a dedo, porque lo importante era que Málaga parecía un estercolero y que la Semana Santa estaba a punto de llegar. Que el ayuntamiento incumpliera lo acordado o que los trabajadores sean tratados como esclavos, no importa.

Esta situación la he vivido yo en Madrid con el personal del Metro a quién personajes tan “profesionales” como la periodista Ana Pastor llegó a calificar como incívicos porque ir en metro, según ella, era un derecho fundamental y por tanto la huelga era una coacción.

Este sistema de primar lo individual sobre el bien colectivo, de admirar las posesiones individuales como el gran éxito de la humanidad, nos ha llevado a que la huelga haya dejado de ser una forma de conseguir mejoras o incluso de mantenerlas y a estar el punto en el que estamos dónde hay trabajos por menos de 400 euros mensuales, dónde a la gente se le hacen pruebas laborales de tres meses sin cobrar y dónde todo vale a la hora de ofrecer un trabajo.

Lo peor es que estamos amoldándonos a ver como normal la inestabilidad laboral y la falta de derechos y empiezan de nuevo a hacerse planes de futuro con contratos por días, sin horarios, vacaciones o relaciones familiares.

O espabilamos, o volveremos a la selva dónde la fiera más fuerte se come sin pudor al más débil. Al neolítico dónde el más fuerte cambiaba de cueva aunque estuviera ocupada por el vecino, a base de echarle a garrotazos.

El futuro de armas de fuego, violencia y antisistemismo (dónde gobierna el más malo y el más hijoputa) está a la vuelta de la esquina. Miren ustedes la UE que paga a Turquía para que devuelva a los desplazados de Siria como sea, miren ustedes a ese xenófobo cromañón llamado Donald Trump o miren ustedes que nos ha pasado en este país con la ley Mordaza.

9 comentarios en “Cuatro. El invierno de lo individual

  1. Muy buena la metáfora ratonil. Cuándo dejan los roedores de preocuparse por el bien común y se centran sólo en ellos como individuos? Cuando acaparan el poder. Así es; los ratones somos seres fácilmente corrompibles.

  2. Comparto tu indignación con lo de la huelga de basuras malagueña. Sacar a tropecientas personas quejándose a pie de calle y ninguna de los huelguistas para, cuando menos, recordar a los obtusos que el derecho a huelga es sagrado que si es un derecho es por algo, es una descarada muestra de manipulación y criminalización de la protesta.

    Jamás imaginé que pudiéramos llegar a este nivel de pérdida de derechos. En tan poco tiempo y en un país que secularmente ha carecido de todos ellos. Y lo más jodido: sin apenas contestación.

    El pensamiento único, suficientemente difundido ha terminado calando hasta el último rincón de los cerebros. Sobre todo porque la heterodoxia no ha tenido igualdad de trato ni oportunidades en su propagación.

    Así, como indicas, se ha impuesto y reina lo individual sobre lo colectivo. Mientras tratan de convencernos de que el objetivo de sus políticas económicas es “garantizar la igualdad de oportunidades en los ciudadanos” penúltimo disfraz semántico para consolidar las desigualdades sociales.
    Algo insostenible ya si no fuera por la cantidad de gente aún que vive en la inopia.

    Salud, Cele. Cuídate..!!

    Pd.- Buena metáfora la de los gatos y ratones.

    • Amigo, primero gracias. Intento cuidarme.

      En cuanto a la pérdida de derechos el ataque a la inteligencia es tal que a mi que tuve que luchar contra otros 25.000 por un puesto de trabajo, que nunca me he callado y que he procurado ir por la vida con la justicia como medio, me han llegado a decir que debería estar agradecido por tener ese trabajo y por haber llegado dónde estoy.
      Y me lo decía una psicóloga de RRHH que me quería vender una moto sin ruedas como bien humanitario y como reparto de la justicia laboral.
      Claro que no esperaba que le dijera que la agradecida debiera ser ella a la que habían contratado a dedo, sin ningún tipo de selección objetiva y que estaba vendiendo lo que la patronal ofrecía porque si decía otra cosa iba a la calle.

      Lo que quiero decir es que ha calado eso de que los que tenemos trabajo somos unos privilegiados cuando es un derecho. Ha calado eso de que los des más de mil euros son unos extraños seres también privilegiados cuando debería ser la normalidad. Ha calado en fin que la esclavitud y la falta de derechos es inevitable cuando no es así.
      La tele y los medios son culpables y los que votan esas opciones también.
      Salud, amigo y gracias, de nuevo.

  3. Gracias a ti, Cele. Por ser capaz de poner negro sobre blanco verdades como puños, llamar a las cosas por su nombre, restaurar algo la desmemoria de algunos o ilustrar a quienes no saben y desconocen.

    Estamos ante un ataque constante a la inteligencia. El insulto es permanente. Desde el primero hasta el último estamento o institución que nos conforma como organización social. No se libra ni dios.

    Y lo peor es que, como bien apuntas al final de tu artículo, el futuro tiene visos de no ser muy halagüeño. Al menos en lo inmediato vemos como la democracia (si es que a la nuestra podemos llamarla así), merma a pasos agigantados. Algo que no es local, sino a nivel global.

    Un abrazo.

  4. Buenos días a toda la buena gente.
    No se pueden decir mas verdades y mejor !! Gracias !! Ojalá tu salud nos de una alegría con tu mejoría
    Cuando hablas de personajes «profesionales» como la Pastor refiriéndote a la huelga del metro me pongo a mil x hora es gravísimo!.
    La verdad debo estar muy mal xq n ni yo misma me reconozco con respecto a los «profesionales» de sus empresas salto a la primera . Anoche un «profesional» llamado Iñaki Lopez escribía en tuiter «Solamente permiten 5 preguntas. Que pestazo a vieja política!» referida a la rueda de prensa de prensa de Alegre.
    Le conteste «pestazo en los platós donde usted da protagonismo a los plantuflos de la mentira» «a lo mejor no tenia nada nuevo Q decir»
    Sigue «Pero quizá los periodistas SI tenian cosas que preguntar no cree?.Es lo de siempre.Grave error.»
    Le digo «Podemos siempre ha respondido a todas preguntas. X una vez q pongan límites ..no parece tan grave»
    Hablaba de censura y no se cuantas cosas mas. Son insaciables!
    La verdad, quizá no tenga razón en lo que digo, haya perdido la perspectiva pero si creo que a parte de lo bien o mal que se esten haciendo las cosas el periodismo tiene voz unánime contra podemos. No le pasan ni una y miles de veces han difamado, manipulado … Joer, no digo que tomen x norma lo de poner límites de 5 preguntas pero si x una vez reaccionan así x un limite …
    En fin debo estar muy mal xq había gente de Podemos que se posicionaba con Lopez.
    Curioso como toda la prensa está muy preocupada x el cese de Pascual.
    En fin … gracias una vez mas x leerme.
    Buen día para todos.

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