Inmovilismo, mentiras, mantras y antisistema

Desde ahora y hasta que consigamos el cambio o desfallezcamos, deberemos soportar la inmundicia de los del partido pa trincar. Si el presunto genocida gastador de la botella, nos llama “marginales” y antisistema, La Rancia nos califica de “totalitarios” y peligrosos izquierdistas.

Podría desde aquí recordarle al chocolatinas al que no le gusta que le digan si puede o no conducir ebrio (y ya vimos lo que pasó ayer en Madrid, con otro al que tampoco le podía nadie decir que borracho no se coge el coche), que la manifestación del sábado sacó a la calle a más de un millón de personas en toda España y que hubo manifestaciones en más de ochocientas ciudades del mundo (apoyos que para sí hubiera querido él o su amigo el borracho, en su falacia iraquí). Somos conscientes de que, su histrionismo, su nacionalismo exacerbado y su psicótico ideario no le permiten concebir que alguien le lleve la contraria y tenemos experiencia en sus mentiras que llevan a guerras injustas, soeces, que matan inocentes y llenan la bolsa de aquellos quienes le pagan. Por tanto, su palabra tiene el mismo valor que la de un pirómano que pretende dar lecciones sobre la conservación de los bosques.

Por su parte la hija de Belcebú, Doña Rancia, se define por si sola cuando tacha a la Delegada del Gobierno de incompetente por permitir la manifestación del Sábado. Ya es la segunda vez que en público se le “escapan” esos exabruptos fascistas.  Una señora de bien como ella, acostumbrada al “si buana”, a complejas acciones prestidigitadoras que arruinan unas elecciones democráticas, a hacer de su capa un sayo y de éste bragas para sus sirvientes,  no puede entender que haya gente que no crea sus mentiras, sus circunloquios verbales  y  a la que no le intimiden sus amenazas y que manifestarse es un derecho que por muy presidenta que ella sea, no puede prohibir.

La banda del Babas y sus cuarenta arrampladores, por su parte, permanecen impávidos ante lo del sábado. Ellos son más de conservar votos a base de hacer del terrorismo su campo de batalla. El domingo, veía en el programa del follonero cómo éste le ponía en un aprieto a un mercenario de la política como es el concejal trincoso del pueblo vizcaíno de Elorrio, al que, ante su discurso sobre la estrategia de dispersión de los presos etarras, el follonero le hizo ver que el insufrible gastador de la Botella acercó a los presos terroristas a las localidades de residencia de sus familias. Como no sabía que decir, pues soltó el mantra de siempre: “El insufrible gastador de la botella y presunto genocida siempre es más y mejor”.

Ayer vimos como, ante la oportunidad de que los asesinos se disuelvan de una vez y sean presa de su propia estrategia (la conferencia de paz), los del trinque se enrocaron en lo de siempre, en el discurso altanero, en la negación y en el tu más. El objetivo es no perder los votos de los que no son capaces no ya de perdonar, sino de ver más allá de sus narices.

En el programa del Follonero, pude ver que aún hay gente del lado abertzale a los que les cuesta decir que una muerte siempre es condenable venga de donde venga. Que aún quedan algunos estúpidos capaces de llamar payaso a quién intenta informarse e informarnos y ver los toros desde la barrera y desde el albero, desde el capote y desde los cuernos. Pero, gracias a la situación a la que se ha visto abocada ETA como consecuencia de la colaboración entre los gobiernos de España (del que Rubalcaba tiene mucha parte del mérito) y Francia, ya son más los dispuestos al diálogo y a la palabra que a la pistola.

Mientras, en el lado del nacionalismo español,  los que viven a costa de hacer de la muerte el negocio del voto, se sigue insistiendo en las mismas mentiras, en las mismas posiciones nada transigentes y en los mismos mantras.

¿Será verdad eso de que si ETA se acaba, algunos no sabrían con qué hacer política?

• 15-O
• ETA